Pero, siendo la cuestión del gasto pagado con dinero público escandalosa —además de otros escándalos colaterales como el de la pleitesía rendida al Pontífice por las autoridades gubernamentales y similares; o como el de la represión policial, franquista, contra manifestantes antiPapa; o como el de la ocupación y trastorno de una ciudad sólo porque el circo de estética filofascista de los peregrinos (de lujo) ha llegado a ella; o como la vergonzosa, por extensa y exhaustiva, cobertura del evento por parte de la televisión nacional; y en fin, de alguno más que es muy probable que se me olvide. Siendo, como decía, escandalosa la cuestión dineraria, lo más escandaloso, sobre todo para un cristiano, pero que, sin embargo, más desapercibido ha pasado, ha sido la necesidad publicitaria de su fe que muestra la iglesia con estos circos propagandísiticos. Debería bastarles la fe en la verdad de lo que predican. Pero no, necesitan de la propaganda ahora más que nunca que se les van vaciando los templos y, sobre todo, los seminarios. Ahora que pasaron los tiempos de la imposición de la fe a sangre y fuego, y que tampoco les basta con influir en la fuerza constrictiva de las leyes que pretenden a su favor y con sus criterios, ahora tienen que recurrir al más puro ejercicio de mercaderes por medio de espectáculos publicitarios como el que ya termina, necesidad de espectáculos que ya vió venir Wojtyla, y que el actual sedicente sucesor de Pedro ha continuado. Y lo peor de este ejercicio de mercadería como necesidad de la fe católica es que ha quedado oculto por la polémica a que hacía referencia al principio, el del coste de la monada de las juventudes ratzingerianas. Ha debido Ratzinger felicitarse y regocijarse interiormente porque el escándalo de la necesidad de propaganda quedara oculto por el escándalo del dinero. En fin, ¡pobre iglesia!, tan necesitada de espectáculos de masas para mantener su fe.
P. S. ¡Dios, qué empacho de papa! Desde donde vivo, debe de haber por lo menos cuatro kms. hasta Cuatro Vientos, se oye muchos ratos, desde más o menos las ocho y media, supongo que según la dirección del viento, la función, o su ensayo no sé, de hoy, además de los vigilantes helicópteros que pasan de vez en cuando. Y todo esta matraca papal para que le salgan una docena de vocaciones, una mínima parte de países europeos, y unos cuantos fieles se tomen en serio la confesión. Repito: ¡Pobre iglesia, lo que tiene que hacer para conservar el rebaño!