EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA: LA ASIGNATURA PENDIENTE. O ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN VALENCIA?

Aún resuenan los ecos airados contra la asignatura, las llamadas a la rebelión y a la desobediencia civil. Y ahora el nuevo gobierno toma las riendas, propone su ambicioso proyecto educativo, y, como no, planta cara a uno de los caballos de batalla de la anterior legislatura: la Educación para la Ciudadanía. Esta asignatura será sustituida por otra de educación cívica y constitucional. El cambio ha sido aplaudido por los Obispos y asociaciones de familias de la Iglesia Católica, y otros sectores de la sociedad que veían en la Educación para la Ciudadanía una amenaza para su propia ideología y un medio de adoctrinamiento de la “izquierda”, por no mencionar otras lindezas que se han podido  leer y escuchar en determinados medios de comunicación.
Aún la tengo sobre mi mesa, la letra de una canción para el colegio. Cuando lo acompañaba por la mañana, la repasábamos por el camino. “…somos una marea de gente todos diferentes remando al mismo compás…” repetía él con sus cinco años mellados. Era parte de la denostada asignatura. Me pregunto si podrá seguir cantándola, o tendrá que reaprender que no todos los hombres y mujeres son iguales, que los que son diferentes es que son malos o están enfermos, o pecadores, condenados al infierno, por no decir a la hoguera.
He releído la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada el 10 de diciembre de 1948. El mundo intentaba dar la espalda a la barbarie de la Segunda Guerra Mundial e instaurar un nuevo orden. Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca_ leo en el preámbulo_ y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias…”
Señores Ministros, los de hoy y los de ayer: ya no se trata de un juego de poder, de un intentar contentar a unos o a otros,  de intentar sustituir un adoctrinamiento por otro. Se trata poner los fundamentos éticos de la sociedad del mañana. Un gran pacto para la Educación es urgente, y de modo especial en este capítulo de la Educación para la Ciudadanía, o como ustedes quieran llamarla. Educar en el respeto a los derechos universales del ser humanos, por encima de todas las ideologías.
Sin esta educación, no habrá inglés, matemáticas, o gaitas que valgan.
(Pero con está educación, ningún policía, ni autoridad policial o política, habría actuado como hemos visto en Valencia…¡asignatura pendiente!)