Día de…

¿Tenéis que regalar o deseáis regalar?
Hay una diferencia substancial.

Ayer fue el día del Padre, pero bien podría haber sido Navidad, o el día de los Enamorados.
Es igual, pues todos gozan de la misma característica. Un regalo que se desea realizar o un regalo que «hay» que realizar.

La costumbre social ha hecho que esta clase de celebraciones se conviertan para muchos en una molestia más, en un compromiso más. La entrega, la verdadera entrega, ha quedado desvirtuada por este amasijo de deseos postizos.
Al homenajeado hay que llevarle un regalo, casi siempre adquirido con dinero. Un regalo que en sí mismo carece de personalidad, salvo aquella de la que quiera dotarle el fabricante.

¿Eres de los que sienten esto como un fastidio?
Frecuentemente escucho quejas acerca del compromiso de tener que comprar algo para la ocasión.
Las navidades son fechas típicas de esto que comento.
¡Qué actitud más absurda! ¿Verdad?
Si regalar es un compromiso fastidioso, simplemente no regales.

El regalo siempre ha de ser un ofrecimiento para uno mismo y después para el otro.
En el regalo ha de beneficiarse tanto el que realiza la acción, como el que la recibe.
Sólo así, un regalo es un regalo de verdad.

Seamos valientes y enfrentémonos a la cara de sorpresa o a la crítica de aquellos que siempre son deseperadamente protocolarios. La hipocresía es la bandera que ondea en muchos de los gestos sociales, y todo para poder estar integrados en la masa protectora. La consecuencia no puede ser más desastrosa para uno mismo: el absoluto abandono de la esencia que a cada uno debería diferenciarnos y que de ser mostrada colaboraría a crear una sociedad más rica, amena y libre, sobre todo libre.
¿Os querrán menos por eso?
La cuestión no es si os querrán menos por eso. Dejad de depender de los demás. La cuestión es si vosotros seréis capaces de amaros siendo auténticos.
No es fácil, pero sí muy gratificante, como todo lo difícil de alcanzar.

Cuando vayas a hacer un regalo, si esperas sentirte pleno y feliz,  recuerda no obedecer a fecha alguna y sí a tu corazón. Primero ha de beneficiarse nuestro espíritu y luego el de la persona querida. De lo contrario, entregaréis algo sin valor alguno y eso quizás no lo noten las manos que lo reciben, pero sí los ojos que dan las gracias.
Que no os sigan manipulando…¿o acaso no sois conscientes de que os están manipulando?