Estamos abiertos a replica. Publicamos este artículo de Dionisio García publicado el 14 de octubre y titulado ¿Romeraina?, referido a Oscar Romera, primer teniente Alcalde de Alcorcón
¿Romeraína?
Pero veamos quién engaña. Las tasas de 177 euros por mesa y temporada con duración del año natural fueron aprobadas por unanimidad en el pleno del mes de marzo de 2011. Que se llegaran a aplicar o no —probablemente no, por falta de tiempo: ¿a quién se le ocurre aprobar unas tasas en marzo para una temporada que el mismo acuerdo implicaba que empezaba en enero?— es lo de menos: lo cierto es que ahí estaban aprobadas y se tendrían que haber aplicado en el 2012 de no haberlas el actual gobierno municipal modificado en las condiciones dichas. Por tanto, es cierto: se ha pasado de unas tasas de 177 euros por mesa y temporada de 12 meses a 224 por la temporada de ocho meses, así es que el vicealcalde tergiversa y engaña. Por cierto, que el munícipe no aclara en la entrevista, o el periódico al menos no lo recoge, qué pasa con los cuatro meses de noviembre a febrero: ¿no pueden los amados hosteleros instalar terraza? ¿pueden pero con otras tasas? ¿con cuáles?
Sea lo que sea de la disputa por las tasas —escaramuzas entre concejales, en todo caso—, en realidad me importa un comino cuánto les cobran o dejan de cobrar a sus amados hosteleros por las instalaciones de las terrazas. Lo que sí me importa es que parece que los partidos rivalizan por ver cual de ellos cobra menos a los bares por unas instalaciones que son fuente de problemas y graves molestias para los vecinos que tienen la mala suerte de padecer una terraza bajo o muy cerca de su casa y de sus ventanas. Parece como si fueran los ingresos que puedan obtener por las tasas lo único que les importara… bueno, eso y una posible clientela electoral por parte del lobby hostelero. Eso es lo único que parece importarles, y muy poco o nada la tranquilidad de los vecinos de los alrededores de esa clase de instalaciones. Discusión ridícula sí y, sobre todo, «denigran-te», como diría don Óscar.
P. S. El resto de la entrevista es, al igual que la parte que he comentado, un montón de chorradas, insidias, medias verdades, etc., en la línea de la perezina, que tampoco es cosa de perder el tiempo comentándolas.