¿ESTÁN ACTUANDO LOS GOBIERNOS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?
La respuesta es sencilla: no. El Cambio Climático empezó a estar en la agenda política de manera efectiva hace pocos años. Desde que arrancó el siglo XXI parecía que había interés en cumplir el protocolo de Kioto, que se iban a poner en marcha medidas de una vez por todas, que por fin tomábamos conciencia de la gravedad del problema. Todo ello llevó a que en 2007 se concediera el premio Nobel de la Paz al Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU y a Al Gore, por su labor en la difusión del problema. Pero en 2008, con el inicio de la crisis financiera en la que seguimos, el Cambio Climático desapareció de los asuntos a tratar. La cumbre de Copenhague de 2009 evidenció la falta de voluntad de los gobernantes por encarar el problema y Durban no ha hecho sino reafirmarla. Nadie parece tener en cuenta los datos del informe económico que Nicholas Stern elaboró para el Gobierno británico de Tony Blair (Stern Review on the Economics of Climate Change) en el que afirmaba que costaría un 1% del PIB mundial luchar contra el cambio climático ahora, pero que no hacerlo nos costará un 20% más adelante.

ORIGEN DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El clima está cambiando y lo está haciendo como consecuencia de la contaminación derivada de la actividad humana. El cambio climático actual es más rápido y más agudo que cualquier otro que haya ocurrido con anterioridad a este período.
La causa fundamental de este cambio climático hay que buscarla en la alteración que se está produciendo en la composición de los gases de la atmósfera. Aunque son varios los gases responsables de este fenómeno el CO2 es, por el enorme volumen de emisiones, el más relevante en la actualidad. Las emisiones de CO2 provienen fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles: petróleo, carbón, gas natural. Durante millones de años el CO2 recogido por la vegetación y el plancton se fue acumulando en el subsuelo.
En pocas décadas estamos liberando a la atmósfera todo el carbono que la naturaleza acumuló cuidadosamente en eras pasadas. Cada vez emitimos más CO2. Es así desde el inicio de la Revolución Industrial, pero el proceso se dispara a partir de 1950 y continúa imparable en el siglo XXI. Los últimos datos muestran que, a pesar de la crisis económica, las emisiones aumentaron un 5% globalmente en el año 2010. Por lo que respecta a España, a pesar de un descenso en el consumo energético, las emisiones aumentaron un 25% en 2011, debido a la mayor utilización de carbón, el combustible que más contamina.
Nos acercamos peligrosamente a los 400 ppm (par¬tes por millón) de CO2 atmosférico, muy por encima de las 350 ppm que se considera por muchos científicos el límite de la sostenibilidad.
LOS IMPACTOS
Los impactos del cambio climático han sido ampliamente estudiados y algunos son ya visibles en nuestro entorno más cercano, y no sólo en lugares remotos, como los polos, donde los impactos son ya muy graves.
El primer efecto es el aumento de las temperaturas. Algunos impactos de ese aumento de las temperaturas son ya claramente visibles. Por ejemplo en el Pirineo español se ha reducido un 85% la superficie glaciar en menos de un siglo. El destino de los glaciares del Pírineo es desaparecer totalmente en el corto plazo. Los glaciares son reservas de agua dulce.
Se han constatado cambios en la vegetación de montaña. Las zonas de praderas de alta montaña están siendo ocupadas por matorrales, que cada vez pueden desarrollarse en cotas más altas por ese aumento de las temperaturas. Las especies animales más dependientes de climas de alta montaña están en riesgo de desaparición.
En las costas el cambio climático es visible por un aumento lento pero inexorable del nivel del mar. Cada vez es mayor el número de incidencias relativas a la inundación de lugares construidos cerca de las costas, todavía se trata de incidencias puntuales en caso de tormentas, pero irá en aumento.
Otra cuestión en la que la Península Ibérica es especialmente sensible es la relativa a las reservas de agua. Las predicciones científicas son que se reducirán las lluvias y eso, en un lugar tan sensible a la cuestión del agua cómo España, debe ser tenido en consideración.
En definitiva, las personas nos veremos cada vez más afectadas por este fenómeno, que es necesario tratar de mitigar.
¿QUÉ SE PUEDE HACER CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Contra las emisiones que ya se han producido nada podemos hacer, pero sí podemos evitar que el problema se siga agravando. Es imprescindible actuar en aquellos sectores en los que la quema de combustibles fósiles es más relevante: la producción de energía, la industria, el transporte y la calefacción.
Energía
Hay que apostar por un modelo basado en aquellas fuentes de energía limpia que no consumen combustibles fósiles. Se trata de evolucionar progresivamente desde el actual modelo de producción de energía basado en la quema de carbón, gas o petróleo, a un modelo al 100% dependiente de energías renovables.
En España tenemos mucho sol y por tanto podemos generar energía de una manera diferente y reducir además nuestra dependencia exterior.
Transporte
Es necesario otro modelo de movilidad. Se trata de primar y promover los sistemas colectivos de transporte, apoyando, por ejemplo, el ferrocarril.
También en las ciudades hay que cambiar el modelo. Devolver la ciudad al peatón y falicitar el transporte en bicicleta son algunos de los ejes de actuación.
Calefacción
En los hogares el mayor gasto energético se produce en la calefacción. El buen aislamiento de los edificios, la introducción de tecnologías de eficiencia y ahorro energético y el uso de placas solares para la calefacción y agua caliente en los edificios son algunas de las técnicas que podemos usar para reducir el consumo energético.