Desde EQUO reclamaremos en el Parlamento Europeo una auditoría ciudadana de la deuda pública, defendemos la necesidad de “saber qué se debe, por qué se debe, quién es el responsable, quién se ha beneficiado y quién se sigue beneficiando” con esta deuda. No puede ser que seamos los ciudadanos quienes estemos rescatando a los bancos, es necesario realizar una auditoría para reconocer que parte es ilegítima y no pagarla.
Para que una deuda pueda ser declarada nula por su naturaleza odiosa, se requiere que los acreedores sean cómplices, o sea, que tengan conocimiento tanto de la falta de consentimiento de la población para tomar los créditos, como de la ausencia de beneficios que el destino de los fondos les reportará a quienes en definitiva tendrán la obligación de reembolsar. Este requisito alcanza tres circunstancias: el conocimiento directo (lo sabe); el conocimiento indirecto (no pudo no saberlo); y el conocimiento debido (debió haberlo sabido).
Cuando el Estado asume deudas de un grupo empresario privilegiado, socializando las deudas privadas, son deudas odiosas, «deudas de élite»; los préstamos tomados no cuentan con el consentimiento de la población que los debe pagar.
